UN COLOR ESPECIAL

16.11.2023 02:20

 

Ayer por la mañana asistí a la celebración institucional del Día de la Delegación de Defensa de Castilla y León, y por la tarde al Arriado de bandera solemne organizado por la IV SUIGE para conmemorar el Quinto centenario de la construcción del Palacio Real. Y al acabar el día sentí que el verde era mucho más que un color porque a lo largo de ese 15 de noviembre fue el vínculo unión con gente muy diversa pero comprometida con los mismos valores. 

En primer lugar, con la lealtad a una bandera que representa nuestra historia, nuestro presente y nuestro esfuerzo por caminar juntos hacia el futuro y que hoy ha entrado en formación sobre el hombro de nuestro compañero reservista Sambade. 

Con el honor, el de sumar esfuerzos para trabajar por la paz y la seguridad junto a todos los miembros de las Fuerzas Armadas presentes en Valladolid e impecablemente formadas en el Picadero de la Academia de Caballería.

Con el espíritu que nos anima como reservistas voluntarios a poner nuestras capacidades profesionales al servicio de nuestras FAS allá donde nos necesiten. Por eso allí estaba nuestro carpintero David, nuestro mecánico Óscar, nuestros historiadores Víctor, Andrés, Jesús y Belén, nuestro informático Luis, nuestro abogado Daniel, nuestra química Ana y nuestra economista Mercedes. Ellos representaban al centenar de reservistas voluntarios de Valladolid.

Con el orgullo de ver a nueve jóvenes poniendo en valor la cultura de defensa con su palabra. Su participación en el concurso escolar " Carta a un militar" era la demostración de que ellos ya están haciendo camino al andar. 

Ayer sentí el compañerismo en el abrazo sincero de quiénes además son amigos, y he vuelto a sentir junto a ellos mi emoción en el homenaje a los caídos. Por la tarde al llegar el ocaso y durante el vibrante toque de oración que ha sonado en la Plaza de San Pablo he cerrado los ojos y he levantado mi mirada hacia todos los que han muerto con las botas puestas. Hacía el hermano de mi padre, hacia los que dejaron su vida en las áridas tierras del Rif en una guerra dura y difícil, como son todas las guerras. A los héroes de Cavite, de las Lomas de San Juan y de Santiago de Cuba y a los últimos de Filipinas. 

Ayer el verde de mi uniforme dio sentido a un día que dejó para el recuerdo gestos y palabras condensadas al atardecer en un esfuerzo por dejar espacio a la música, la del concierto que puso el broche final a las celebraciones del centario del Palacio Real. En su fuerza también está la nuestra para seguir avanzando. Sin prisa, sin miedo, sin pausa.

 

 

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