LECCIÓN DE HUMANIDAD ENTRE SOLDADOS EN LA NAVIDAD DE 1943

20.12.2021 17:45

El 20 de diciembre de 1943, despegaba del campo de aviación RAF Kimbolton (Inglaterra) el bombardero B-17, llamado Ye Olde Pub, de la United States Air Force (USAF) con la misión de bombardear una fábrica de aviones en Bremen (Alemania). La tripulación de la aeronave estaba compuesta por Bertrand O.Coulombe, Alex Yelesanko, Richard A. Pechout, Lloyd H. Jennings, Hugh S. Eckenrode, Samuel W. Blackford, Spencer G. Lucas, Albert Sadok, Robert M. Andrews y al frente de todos ellos el joven teniente Charles L. Brown.

Tripulación del Ye Olde Pub

 

Consiguieron realizar la misión pero a un alto precio… el artillero de cola había muerto y 6 tripulantes más estaban heridos, el morro estaba dañado, dos motores fueron alcanzados y de los dos restantes sólo uno tenía suficiente potencia, el fuselaje estaba seriamente dañado por los impactos de las batería antiaéreas y los cazas alemanes, incluso el piloto Charlie Brown llegó a perder la consciencia momentáneamente. Cuando Charlie despertó consiguió estabilizar el avión y ordenó que se atendiese a los heridos.

Cuando pensaba que bastante tendrían con mantener la aeronave en el aire, llegó lo peor… un caza alemán en la cola. Todos pensaron que ya había llegado su momento, sin embargo el caza en lugar de disparar se situó en paralelo al bombardero. Charlie giró la cabeza y vio cómo el piloto alemán le hacía gestos con las manos.

 

El avión germano estaba pilotado por el experimentado Franz Stigler, que consciente de que disparar a aquel avión era casi un asesinato y también de que si sus superiores supieran lo que iba a hacer sería ejecutado, decidió de todos modos ayudarles a regresar a Inglaterra. Hizo señas al atónito norteamericano y los colocó en el rumbo correcto. Luego se mantuvo un rato volando a su lado y, finalmente, cerca del Mar del Norte, les saludó con la mano y se retiró.

 A duras penas, y tras recorrer 250 millas, el Ye Olde Pub consiguió aterrizar en Norfolk (Inglaterra). Charlie contó a sus superiores lo ocurrido pero éstos decidieron ocultar aquel acto de humanidad. Pero el teniente no lo olvidó… ¿Por qué no los había derribado?

 En 1987, 44 años después de aquel suceso, Charles Brown comenzó a buscar al hombre que les había perdonado la vida, sin saber  si todavía estaba vivo. Puso un anuncio en una publicación de pilotos de combate:

“Estoy buscando el hombre que me salvó la vida el 20 de diciembre de 1943”

Desde Vancouver (Canadá), alguien se puso en contacto con él… era Franz Stigler. Después de cruzar varias cartas y llamadas de teléfono, en 1990 lograron reunirse y fue entonces cuando el  piloto inglés le preguntó ¿Por qué no nos derribaste?

Franz le explicó que cuando se puso en su cola y los tenía en el punto de mira para disparar, sólo vio un avión que a duras penas se mantenía en el aire, sin defensas y con la tripulación malherida… no había ningún honor en derribar aquella aeronave, era como abatir a un paracaidista. Franz había servido en África a las órdenes del teniente Gustav Roedel, un caballero del aire, que les inculcó la idea de que para sobrevivir moralmente a una guerra se debía combatir con honor y humanidad; de no ser así, no serían capaces de vivir consigo mismos el resto de sus días. Aquel código no escrito les salvó la vida. Trató de guiarlos para sacarlos de allí, pero tuvo que desistir cuando se acercaban a una torre de control alemana; si hubiesen descubierto a Franz habría supuesto la pena de muerte.

Durante varios años compartieron sus vidas y en 2008, con seis meses de diferencia, fallecieron de sendos ataques al corazón. Franz Stigler tenía 92 años y Charlie Brown 87.

 

En definitiva, una hermosa historia de humanidad, caballerosidad y generosidad en el horror de la Segunda Guerra Mundial. Una historia casi navideña, de la que hoy se cumplen setenta y ocho años.

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