EL "DESAFÍO DE LOS 300" MUCHO MÁS QUE UNA COMPETICIÓN

18.05.2024 09:46

 

La batalla de las Termópilas entre el poderosísimo ejército persa del gran Gran Rey Jerjes y el ejército griego, muy inferior en número, ha pasado a la historia como el ejemplo de como una aplastante derrota puede convertirse en una victoria moral.

En el verano del año 480 a. C. el todopoderoso rey persa Jerjes I se dispuso a vengar la humillación sufrida por su padre en las playas de Maratón diez años antes. Para garantizar el éxito, amasó un contingente descomunal, entre 250 000 y 650 000 hombres a cuyo paso, las aterradas comunidades griegas se iban postrando una tras otra a SUs pies, augurando que la conquista de Grecia sería poco menos que un paseo militar. Pero al llegar al paso de las Termópilas, descubrió que un ­"diminuto" ejército griego de entre 7000 y 11 000 hombres les cerraba el paso. Su comandante no era otro que Leónidas, rey de Esparta, quien acudía acompañado de 300 guerreros escogidos, la élite de la élite, así como de contingentes de otras muchas ciudades griegas. Jerjes estaba convencido de que, a la vista de su ingente poder, los griegos huirían aterrados. Sin embargo, la batalla de las Termópilas se desarrollaría de forma totalmente diferente.

Allí, la falange de Leónidas se convirtió en una roca inamovible en la que venían a estrellarse las continuas oleadas de hombres enviados por Jerjes. Ante la imposibilidad de avanzar decidió emplear a su tropa de élite, los Inmortales, diez mil hombres pertrechados con un equipo mucho más completo que el resto de la infantería persa, pero su lucha fue incapaz de superar al pequeño grupo de enemigos apostado en el paso.

Entonces intervino en la contienda un agente inesperado. Al atardecer de la segunda jornada de lucha, un griego, Efialtes, habló a Jerjes de una senda secreta que permitía rodear la posición de los griegos y salvar el paso defendido por Leónidas. Los persas marcharon toda la noche y hacia el alba llegaron al lugar, que tomaron tras una refriega con el grupo de focenses apostado en el lugar para su defensa.

Los augurios de los oráculos y los vigias corroboraron a Leónidas a primera hora del tercer día que la muerte estaba muy cerca. El jefe espartano licenció a la mayoría de los hombres a su mando y se quedó tan sólo con los 300 espartanos y varios voluntarios que decidieron compartir el destino del rey. Mientras los aliados se retiraban para avisar del avance persa y ayudar en la defensa de sus ciudades, Leónidas y sus hombres quedaron en las Termópilas aguardaron el fin con serenidad. Esa misma mañana, Jerjes mandó cargar a sus hombres para desalojar el paso. Como respuesta, los griegos abandonaron la posición defensiva y salieron a campo abierto buscando el encuentro definitivo con la muerte.

Con esta acción, Leónidas daba respuesta al oráculo y cumplía con el deber militar espartano: entregaba su vida y protegía la huida del resto del contingente, que así podría luchar de nuevo más adelante.

El cadáver del rey espartano sería cruelmente mutilado por los persas, quienes cortaron su cabeza para colgarla de un palo. Pero él y sus hombres pasaron a ser, por su sacrificio, héroes imperecederos, símbolos del valor y de la entrega, y alcanzaron la eternidad de la gloria. 


La gloria de los 300 que guardan las Termópilas.


En honor a estos 300 soldados que se convirtieron en un mito por ser ejemplo de resistencia, valor y compañerismo, se lleva a cabo hoy en Ceuta la carrera "Desafío de los 300" en el que toman parte unos 800 corredores.

Los valores de habilitad, resistencia y compañerismo se funden en esta prueba compuesta por 22 obstáculos que deben superar los participantes repartidos en unos 350 binomios masculinos, femeninos y mixtos, y unos 450 trinomios, teniendo en cuenta que la prueba no se puede realizar de forma individual sino por equipos.

La competición nació en el año 2016 como una iniciativa cívico-militar del Grupo de Regulares de Ceuta número 54 enmarcada como una actividad más en el Día de las Fuerzas Armadas. Se ideó esta competición para fomentar el trabajo en equipo, que es uno de los símbolos de esta unidad militar. Al mismo tiempo, la prueba nació para estrechar las relaciones de la Comandancia General de Ceuta con las instituciones civiles y la ciudadanía de Ceuta en general "por medio de la implicación de todos en apoyo y promoción de la cultura de defensa y el deporte", según las bases de esa primera edición.

DEbido a que el nombre de la carrera se tomó de los 300 espartanos que se sacrificaron en la Batalla de las Termópilas, en su primera edición el aforo de la carrera se limitó a 300 participantes distribuidos en 60 equipos que buscaba fomentar los valores "de espíritu de sacrificio y trabajo en equipo", sin embargo, el éxito competitivo hizo que ya en la segunda edición, disputada en el 2017, la inscripción alcanzara más de 400 corredores al intervenir 61 escuadras (equipos de cinco) y 53 binomios (de dos), una cifra que fue incrementándose en los años sucesivos a medida que la prueba se iba haciendo más conocida y se consolidaba en el calendario deportivo de la ciudad.

Veintidós obstáculos repartidos en 14 kilómetros de recorrido integran esta competición que arrancará y finalizará en la playa de la Ribera. En las normas, se deja claro que el equipo debe llegar y salir reunido de los obstáculos, destacando que al ser una prueba de equipo se permite el apoyo mutuo entre los componentes.

Este año la prueba alcanza su séptima edición y se desarrolla hoy sábado a partir de las 10:00 horas con salida y meta en la playa de la Ribera, en el litoral sur de la ciudad, e irá recorriendo los distintos obstáculos instalados en el Monte Hacho. La prueba, además, tendrá este año un recuerdo especial para el cabo Billye Germán Palacios, perteneciente a los Regulares 54, el cual falleció el pasado 22 de abril en unas maniobras de la OTAN en Polonia.

¡ Animo a todos !

 

 

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